¿QUÉ ES?
La
argumentación es un modo de organizar el discurso que pretende conseguir la
adhesión de un auditorio a las tesis u opiniones que sostiene el autor. La
argumentación se utiliza normalmente para desarrollar temas que se prestan a
cierta controversia.
La
argumentación se identifica con el enunciado de un problema o situación que
admite posiciones a favor o en contra de una tesis (opinión que se defiende).
Argumentar es, por tanto, aportar razones para defender una opinión.
El
discurso argumentativo, pues, se realiza en una amplia variedad de formas
textuales que apelan a recursos muy diversos y poseen distinto grado de
complejidad. Las situaciones más comunes en que se emplea la argumentación son
las siguientes:
a)
Situaciones de carácter interpersonal: vida cotidiana (discusión entre dos
personas con diferente punto de vista), entrevista laboral, etc. Se
caracterizan por la utilización de un discurso poco planificado.
b)
Situaciones de carácter social: cartas al director, artículos de opinión,
manifiestos, anuncios publicitarios, debates, mesas redondas... Emplean un
discurso más planificado y estructurado, con una gramática más elaborada y
precisa.
c)
Situaciones técnicas: ámbito científico, jurídico y administrativo...
(Artículos de investigación, tratados, instancias, alegatos, sentencias,
demandas...). Usan estructuras muy formalizadas, en un discurso técnico.
d)
Situaciones académicas: en el ámbito académico (exámenes, informes, trabajos
académicos) saber argumentar bien es imprescindible para defender con éxito la
posición que se sostiene. Para ello, es importante examinar los posibles
argumentos de los contrincantes y buscar argumentos sólidos que defiendan
nuestras conclusiones.
ESTRUCTURA
DE LOS TEXTOS ARGUMENTATIVOS
Los
textos argumentativos, como los expositivos, basan una parte importante de su
efectividad en la buena organización de las ideas con las que se pretende
convencer o persuadir. De entre las variadas formas con las que se puede
manifestar este modo de organizar el discurso, analizaremos la estructura más
habitual establecida ya en la Antigüedad por la retórica clásica. Todo texto
argumentativo se articula en torno a cuatro partes fundamentales:
1.
Presentación o introducción
Tiene
como finalidad presentar el tema sobre el que se argumenta, captar la atención
del destinatario y despertar en él el interés y una actitud favorable.
2.
Exposición de la tesis
La
tesis es la postura que se mantiene ante el tema. Puede aparecer al principio o
al final del texto y es el núcleo de la argumentación.
Una
tesis puede ser una opinión subjetiva, en el caso de la argumentación informal;
en cambio, si se trata de un trabajo académico de investigación, la tesis tiene
que ser una hipótesis científica. Cabe destacar que una tesis que no se apoye
en argumentos racionales no constituye una argumentación académica. Solamente
los datos objetivos o las afirmaciones demostrables científicamente constituyen
argumentos válidos en un texto científico-técnico.
3.
Cuerpo argumentativo y antítesis
Una
vez expuesta la tesis, empieza la argumentación propiamente dicha. Se trata
bien de justificar la tesis con la presentación de pruebas y argumentos
variados (argumentación positiva), refutar la tesis contraria, o admitir algún
argumento contrario (concesión) para contra argumentar.
Con el
objetivo de lograr persuadir al destinatario, el emisor puede desplegar una
serie de estrategias argumentativas. Puede recurrir a las citas de autoridad y
a la ejemplificación, a la analogía, a la exposición de las causas y las
consecuencias que comporta la adopción de sus ideas, al refuerzo de su opinión
mediante datos objetivos (como, por ejemplo, resultados estadísticos o
sondeos), o a la discusión y desestimación de posibles objeciones a la tesis
adoptada.
4.
Conclusión
Se
recuerda al interlocutor la tesis, las partes más relevantes de lo expuesto y
se insiste en la posición argumentativa adoptada.
En las
argumentaciones escritas (textos científicos y técnicos, humanísticos,
ensayos...), los esquemas más utilizados son:
a) Argumentación deductiva. Presenta
una orientación demostrativa: se parte de una o varias ideas generales (tesis)
para llegar a una conclusión (que reafirma la tesis de partida o propone nuevas
tesis) mediante la presentación de hechos, pruebas y argumentos.
b) Argumentación inductiva. Se parte de
la presentación de una serie de argumentos y, tras análisis y razonamientos
variados, se llega, a modo de conclusión, a una tesis que se infiere de dichos
argumentos.
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